En la Sala de Lectura
** El texto consta de una serie de apuntes de ensayo teatral que el dramaturgo tijuanense ha elaborado a manera de bitácora de viaje a lo largo de 3 décadas de labor en el ámbito escénico, un manual de apoyo para quienes aspiran a dirigir teatro; en la presentación, el autor estuvo acompañado por Bertha Denton y Manuel Villaseñor.
El texto consta de una serie de apuntes de ensayo teatral que el dramaturgo ha elaborado a manera de bitácora de viaje a lo largo de 3 décadas de labor en el ámbito escénico que conforman un manual de apoyo para quienes aspiran a dirigir teatro; en la presentación de su libro, el autor estuvo acompañado por Bertha Denton y Manuel Villaseñor.
“Desde un punto de vista eminentemente técnico, para contar bien una historia es indispensable tener recursos narrativos, conocer la gramática del drama, dominar la sintaxis de la composición escénica en el tiempo y el espacio y, por supuesto, identificar y crear los vínculos entre la totalidad de los componentes del lenguaje teatral. Pero las responsabilidades del director de escena, lo sabemos, no terminan ahí. Para contar bien una historia también es indispensable profundizar en el comportamiento humano, en los anhelos y las frustraciones que acompañan a los objetivos y a sus obstáculos”, enfatizó el director de escena y docente.
“Hoy sabemos que la puesta en escena contemporánea es más un arte que un conjunto de técnicas, por lo que desde hace algunas décadas el teatro no sólo se estudia desde el análisis y la valoración de los textos dramáticos. A partir de la segunda mitad del siglo XX nos importan particularmente los hilos invisibles que tejen la red en la que comulgan el espectador y el espectáculo. Y el artífice —de mil rostros— que convoca esta energía poderosa y sutil no es otro que el director de escena”, explicó al referirse a su texto Flores de la Lama quien ha dirigido y producido más de 30 espectáculos y escrito más de 15 obras.
Licenciado en Literatura Dramática y Teatro por la UNAM, Flores de la Lama culmina su texto con “Un decálogo para el director en formación”, al que calificó de inacabado, debido a que “nada de lo antes expuesto tiene vocación evangélica, nunca he pretendido adoctrinar y tampoco aspiro al mármol”, explicó.
“Cuídate de las trampas de la mente que te pueden hacer creer que un pensamiento repentino producto de la asociación libre tiene un contenido profundo que debes compartir. Los conceptos, en tanto constructos mentales, nos sirven para comprender las experiencias, son unidades cognitivas y no ideas inesperadas, sorpresivas o recursos para impresionar”, asegura en este decálogo Flores de la Lama quien también estudió dirección escénica en Madrid, España.
Bertha Denton y Manuel Villaseñor, con amplia experiencia frente a las audiencias de todas las edades, fruto de su labor actoral, coincidieron en que este libro editado por Paso de Gato constituye un legado que Flores de la Lama presenta luego de una amplia trayectoria fuera de su ciudad de origen, con la que sin embargo el dramaturgo nunca ha perdido contacto.
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