Tijuana, Baja California 24 de octubre de 2014.- “Siempre más fácil que hablar o platicar, yo comencé a dibujar monitos desde niño; siempre he dibujado, me daban un lápiz y un papel y dibujaba… creo que soy dibujante porque soy la persona más vaga del mundo, pues como me gusta dibujar, nunca he trabajado”, afirmó el caricaturista de Mad Magazine, Sergio Aragonés.
El “monero”, como él mismo se autodefine, sólo fue a la escuela para complacer a sus padres, pero una vez que estudió la carrera de arquitecto, tuvo su propia diáspora y se fue a vivir a Nueva York, en Estados Unidos, donde luego de trabajar en un café flamenco recitando poemas de García Lorca, ingresó a la revista Mad, donde ya tiene 52 años trabajando.
“Me fui de México por la necesidad de trabajo, ya que en aquella época el único sitio en Estados Unidos en donde estaba la industria de la publicidad y de las revistas, era Nueva York; agarré un camión, vendí mis cosas a mis colegas para tener algo de dinero pero me lo gasté todo; cuando llegué a mi destino, llegué con sólo 20 dólares, no hablaba inglés y lo único que llevaba era un portafolio lleno de monos”, narró.
Ya antes, Sergio Aragonés había migrado, cuando su familia, huyendo del régimen fascista, huyó de España para refugiarse en México, a donde llegó con tan sólo seis años.
Recordó que en la época de los 50 la moda era el humor político y sus dibujos eran más de crítica social y carentes de diálogo, en un país donde al principio sorprendió con sus dibujos por la falta de éste; sin embargo, sus “monos” desde un principio fueron aceptados, al igual que su humor plasmado en las páginas de la revista Mad.
Trabajar para esta revista, aseguró Aragonés, abre todas las puertas; todo se vuelve más fácil, y de ahí en adelante su vida transcurrió sin ningún problema en Estados Unidos; aprendió inglés y ya cumplió 52 años trabajando con la revista, a la que falló en un solo número por un malentendido, “en todos los números, desde 1962, sólo hay un número sin mi trabajo”.
Aunque asegura que es conocido como “el dibujante más rápido”, en su estudio, cuando dibuja sus caricaturas se toma todo el tiempo que se requiera, “la velocidad es sólo para entretener, hay que hacer las cosas delicadas y cuidadosas; yo trabajo todas las noches porque es muy callada y puedo pensar tranquilo; lo hago hasta las tres o cuatro de la madrugada y me despierto tarde”.
El creador de Groo The Wanderer consideró que su trabajo son dos carreras en una, “hay que pensar el chiste y eso toma tiempo, para no repetirse uno mismo o que sea de alguien que ya lo haya hecho… y tomarse el tiempo para dibujarlo”.
Aseguró que aunque se puede hacer una escena de cualquier sujeto cuando se dibuja, existen detalles importantes que se tienen que aprender. Con Alejandro Jodorowsky aprendió pantomima para poder realizar los movimientos en sus dibujos sin tener que verlos, porque los sentía en su propio cuerpo.
Aunque existen escuelas donde se puede enseñar a dibujar, la práctica diaria es una escuela donde se puede aprender de manera autodidacta. Hay una manera especial de contar las historias, “y a mí me fascinó el hecho de poderlas contar dibujándolas como lo hago ahora”.