Por Ignacio Acosta Montes
“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.
- Churchill
TIJUANA B.C.-La opinión es casi unánime. Taxistas, tianguistas, profesores, comunicadores, amas de casa, doctores o casi cualquier persona con la que tenga uno oportunidad de entablar conversación y le pueda preguntar qué cree que motiva las decisiones y la actuación de los gobernantes en nuestra entidad, sean del nivel o del poder que sean, dan dos razones: el interés económico, sacarle el mayor jugo contante y sonante a su paso por la función pública, y el beneficio de su partido o de su grupo político más cercano, sobre todo pensando en asegurarse la victoria en los siguientes procesos electorales, lo que les significa la oportunidad de seguir pegados a la ubre gubernamental. No es extraño, entonces, que en lo que va del sexenio de Kiko Vega y del trienio de Juan Manuel Gastélum abunden las denuncias y señalamientos de corrupción y manejos fraudulentos de los recursos públicos. Preciso, aunque no soy abogado no estoy condenándolos ni dando la razón a quienes los acusan, eso se tendrá que probar en tribunales o será juzgado por la opinión pública y por los propios electores. Dicho sea de paso, los antorchistas somos mucho más responsables y serios que el Secretario del Ayuntamiento, Raúl Felipe Luévano, que justificó ante Zeta la remoción de quien escribe como encargado de despacho de la Delegación La Presa Este argumentando “denuncias por invasión de predios y reparto inequitativo de apoyos sociales”, no dijo que tenía pruebas, que se había investigado ni nada parecido, sino que simplemente él, o quien se lo haya ordenado, juzgó, condenó y ejecutó la sentencia, sin haber llamado a juicio, o a las aclaraciones respectivas, al imputado. Yo no digo que las cabezas del ejecutivo estatal y municipal de Tijuana sean culpables de nada, sólo que hay una honda insatisfacción y una generalizada duda del manejo de los recursos por ellos o personajes cercanos a ellos. Ya sabrán si les preocupa y si se ocupan en mejorar esa percepción. Y para que no se me acuse de que hablo sin el menor sustento, sólo recuerdo al lector las consignas y los gritos en contra del gobernador y del alcalde en las manifestaciones que habiendo nacido para protestar contra el gasolinazo, es decir contra las autoridades federales derivaron en una descalificación de decenas de miles de bajacalifornianos y tijuanenses contra sus autoridades locales; un elemento más son las dudas sobre los contratos de renta de camiones recolectores de basura y patrullas que han superado los límites de “grillas intestinas” en el cabildo para hacerse virales en redes y llegar hasta instancias más serias como las autoridades judiciales y el Congreso del Estado.
Pero la irritación del tijuanense de a pie no se agota en su desconfianza de la honradez de quiénes lo gobiernan, sino que se incrementa por la nada discreta partidización de los recursos y programas públicos. Como dirigente del Movimiento Antorchista me he topado reiteradamente con que para los panistas no somos azules ni para los priistas rojos, por lo tanto, cuando ocupan un puesto, nos regatean o de plano niegan las soluciones y la atención a las que las familias agrupadas en nuestras filas tienen derecho como cualquier mexicano y bajacaliforniano y a los que ellos, lo gobernantes independientemente de su filiación política tienen la obligación de atender sin distinciones de credos, religiosos o políticos. Y es así como encontramos a los promotores de la Comisión Estatal de Servicios Públicos, de diversos programas federales, a los de Desarrollo Social Municipal o de la Secretaría de Desarrollo Social preocupados y bien ocupados, pero no por la pobreza y las angustias que sufren miles de familias trabajadoras debido a los bajos e insuficientes salarios, ni en ayudarlos a paliar esa situación, sino en cómo lograr que cada subsidio, despensa o apoyo de la índole que sea se convierta en votos asegurados y secciones electorales ganadas. Se llega a lo ridículo y a lo más burdo, como en el caso de los vecinos de la Presa Este, delegación a la que Luis Bustamante, el Subsecretario de Desarrollo Social del estado les negó todo tipo de apoyo, pero apenas removido el Antorchista que la encabezaba ahora sí fluyen los apoyos y los programas estatales.
¿Qué hacer?, esa es la pregunta. Y la respuesta muy contundente de los antorchistas es muy clara, que el pueblo no venda su dignidad. Como dijo Don José Mújica en la visita que nos hiciera hace un año: “No hay que elegir a los que les guste demasiado la plata, sino a los que creen en la política como una función de carácter colectivo”, y agregó “a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política, porque si no, terminamos hipotecando la confianza de la gente”. Pero para lograr este objetivo el pueblo debe adquirir mayor educación política y debe organizarse para hacer valer la fuerza de su mayoría y poner así en marcha un modelo político y económico que garantice mayor equidad. Organízate, lee, interésate en los problemas políticos y lucha por una mejor calidad de vida para tus hijos y para las futuras generaciones. Los enanos de ideas cortas están pensando en las próximas elecciones, los antorchistas, guiados por nuestro dirigente nacional, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, vamos lejos: desde hace más de 40 años venimos construyendo con paciencia, pero con una tenacidad y una constancia infatigables la organización consciente del pueblo mexicano, despertando a ese gigante dormido, para que las nuevas generaciones se desarrollen en una patria justa y verdaderamente democrática y soberana.
POSTDATA.
Señor Gobernador del Estado: no se han atendido, mucho menos resuelto las justas peticiones de decenas de miles de familias antorchistas de San Quintín, Ensenada, Mexicali y Tijuana. Más de 100 días llevan en plantón nuestros compañeros de Tijuana y el señor subsecretario de gobierno, Enrique Méndez, ni siquiera ha podido, más bien querido, convocar a las dependencias que tienen la capacidad y la obligación de solucionarles. El próximo 27 de julio se instalará un plantón en el Centro Cívico de Mexicali, en Palacio de Gobierno y saldrá una caminata desde Tijuana para buscar su intervención. ¿Cuánto más tendrá que prolongarse el esfuerzo y sacrificio que vienen haciendo estas familias trabajadoras para que se les escuche y resuelva? Usted es quien tiene la palabra pues sus peticiones son elementales y todas caen dentro de las obligaciones del gobierno estatal.