- La interacción entre México y el país vecino al sur, Guatemala, tiene muy largos antecedentes y distintas épocas. De manera reciente, una etapa especial ha iniciado a causa del surgimiento y expansión de un mercado laboral transfronterizo entre los dos países. Del lado mexicano, con una demanda de fuerza del trabajo; del lado guatemalteco, con una oferta cada vez más amplia.
El cruce de personas desde Guatemala por razones laborales ha crecido de 366 mil eventos en 2005 a 772 mil en 2014 y a 725 mil en el año 2015, como lo ha medido puntualmente la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur, aplicada por El Colegio de la Frontera Norte desde hace doce años (www.colef.mx/emif). Puede apreciarse en sus estadísticas que se trata de un mercado laboral de grandes dimensiones, vinculado a una economía principalmente agropecuaria y localizada en el estado de Chiapas.
Entre las características de este enorme flujo laboral se encuentra su circularidad, es decir, se trata de personas que tienen estancias relativamente breves en México, conforme a las características de sus empleos, para después retornar a sus lugares de residencia en Guatemala. Durante los últimos años, la circularidad se ha pausado relativamente -ampliando los tiempos de estancia- si bien persiste su dinámica de ida y retorno. Entre 2004 y el 2005 alrededor del 90 por ciento del total de eventos de cruce duraban menos de 7 días. Entre 2014 y el 2015 esas estancias de hasta 7 días se redujeron al 25 por ciento. Vale decir, las visitas de mayor tiempo predominaron, particularmente debido a las características del trabajo agropecuario que tiene necesidad de permanencias mayores.
Para valorar la magnitud del mercado laboral con Guatemala cabe considerar la experiencia de los mexicanos con los Estados Unidos, la cual -dicho sea de paso- funciona como un espejo para comprender y vislumbrar el escenario de la frontera sur. En este siglo, el año de mayor flujo de mexicanos hacia el norte fue en 2008, con un total de 856 mil eventos, cifra que es perfectamente comparable con los 772 mil cruces de guatemaltecos hacia México en el 2014.
La relación transfronteriza y laboral entre México y Guatemala, evidentemente, no es nueva en el mundo. A lo largo de décadas y reiterando nuestro ejemplo, los mexicanos hemos realizado la misma práctica con los Estados Unidos, en este caso ocupando el rol de trabajadores. Claro está, las condiciones de trabajo en el sur mexicano son muy diferentes, en todos los aspectos, principiando por los rasgos de precariedad y de mínimo ingreso que reciben como pago los trabajadores procedentes de Guatemala. No obstante esas duras condiciones, se trata de un mercado laboral en crecimiento que requiere la mayor atención pública por sus relevantes implicaciones sobre el desarrollo de la región sur y transfronteriza y, además, por sus consecuencias en las relaciones internacionales de México.
Los crecientes lazos sociales y económicos con Guatemala son una oportunidad para avanzar hacia un modelo de frontera abierta y civilizada, de cara al siglo XXI, con la formalidad y seguridad que requiere la movilidad de las personas y, por supuesto, con los parámetros internacionales que aspiramos para los mexicanos en el extranjero.
Dr. Tonatiuh Guillén López, Presidente de El Colegio de la Frontera Norte.
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