Grave error la imposición de Eduardo Medina Mora en la Suprema Corte de Justicia de la Nación e inaceptable que haya sucedido con la colaboración de algunos senadores perredistas y de Morena.
México, D. F. a 11 de marzo de 2015.- El día de ayer se ha escrito una de las páginas más ominosas en la historia legislativa de nuestro país, con 83 votos a favor se ha impuso como nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de nuestro país al ex director del CISEN y ex Procurador General, el C. Eduardo Medina Mora.
El Grupo parlamentario del PRD en el Senado actuó apegado a nuestros principios y presentó en Tribuna argumentos sólidos para cuestionar dicho nombramiento; además estableció importante alianza con diversas organizaciones ciudadanas que, en unos cuantos días, recabaron más de 50 mil firmas de rechazo al ex Procurador General de la República, uno de los arquitectos de la guerra de Felipe Calderón cuyas resultados dejaron sumido al país en la mayor tragedia humanitaria vivida en país alguno en América Latina en los últimos 30 años.
Ello sin contar con su talante profundamente conservador y violador de los derechos humanos a su paso por la PGR.
Tal nombramiento se impuso a contrapelo de información publicada respecto del vínculo de Medina Mora en la liberación de la fortuna mal habida de Raúl Salinas de Gortari y el carpetazo a las investigaciones a Arturo Montiel, ex gobernador del Estado de México y tutor político del actual Ejecutivo Federal.
Lamentamos profundamente la colaboración de los senadores perredistas Armando Ríos Piter y María de la Luz Beristaín, así como de los senadores ex perredistas y hoy en la bancada de Morena, Mario Delgado y Rabindranath Salazar, quienes con su ausencia en la sesión de ayer contribuyeron a que se lograra la mayoría calificada necesaria para ungir al compadre de Peña Nieto como nuevo ministro de la Suprema Corte.
Con la presencia en el pleno de la Cámara de senadores de estos cuatro legisladores, hoy Eduardo Medina Mora no sería ministro de Suprema Corte de Justicia, ni más ni menos. Se habría frenado en un hecho inédito, el manotazo de Peña Nieto contra el prestigio y la tan disminuida honorabilidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.