CAMARITA… CAMARITA… ¿CUÁL ES LA MEJOR POLICÍA?

Por Rogelio Lavenant Sifuentes

Vale recordar aquel cuento de la bruja que se coloca frente al espejo y ansiosa por una respuesta que la alague, pregunta:

-Espejito… espejito… ¿quién es la más bonita?

ROGELIO LAVENANTTIJUANA B.C.-Así, en esta extraña circunstancia, queda buena parte de la fuerza policial preventiva de Tijuana, con la entrega de mil 568 videocámaras entregadas el pasado 27 de febrero por el Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana (CCE), todavía presidido en esos días por Juan Manuel Hernández Niebla, quien se caracterizó en su gestión como dirigente del sector empresarial como uno de los más críticos, guerroso al extremo de haber incomodado al propio delegado de la Secretaría de Gobernación, José Luis Hernández Ibarr (no son parientes, aclaro) que hasta el último día de su ejercicio puso en duda no solamente la estrategia de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal para inhibir la delincuencia, si no la ansiada coordinación de las fuerzas policiales de los tres niveles y el Ejército mexicano.

 

Las camaritas (lo digo no en el sentido peyorativo, sino porque son, hasta donde hemos visto, pequeños dispositivos para colocarse en la solapa del uniforme) llegan en circunstancias bastante cuestionables, con toda y la buena intención que quiere darnos, a los ciudadanos, la percepción de que “no pasa nada” o “vamos bien”.

 

Vamos por partes.

 

Basado en lo publicado en diversos medios, porque no estuve presente en el acto mismo en el que fueron mostradas y simbólicamente entregados estos aparatitos, con el titular de la SSPM, Alejandro Lares Valladares, y el alcalde, Dr. Jorge E. Astiazarán Orcí, como invitados especiales, asumo como cierto lo que dijo Hernández Niebla: “La entrega forma parte del Programa de Fortalecimiento y Profesionalización de la Policía Municipal”. (Frontera/27 de febrero de 2015).

 

¿Fortalecimiento y Profesionalización?

 

O sea que, ¿la Policía Municipal padece debilitamiento y… falta profesionalización?

 

Lo primero es entendible si tomamos en cuenta que numéricamente la fuerza policial local está en desventaja frente a una población creciente en una frontera tan activa y dinámica como es Tijuana, con preocupantes índices de adicciones, pobreza, desempleo y marginación social innegables. No sería suficiente el espacio de esta AGENDA 21,  para entrar en detalles, no por el momento.

 

Lo segundo, la profesionalización, es lo que trae “ruido”, como dirían los doctos politólogos. Es obvio, más que evidente, que falta profesionalización, con todo y que hay testimonios firmes de buenos elementos. Nada que ver con “El Apá”, sin quitarle su mérito del bailecito a la “Jackson”.

 

En este tema, hay factores harto complicados; el de la condición humana y la ética personal y profesional juegan papeles determinantes en el desempeño de oficiales de policía o tránsito frente a ciudadanas y ciudadanos (por cumplir con la equidad de género), y para eso expongo dos botones de muestra.

 

Hace apenas una semana, días más o días menos, nos enteramos por las redes sociales (Facebook y YouTube, principalmente), y luego por medios impresos locales, regionales y nacionales, del caso de una videograbación atribuida a un jefe policíaco que videograbó a la joven Ivonne Camacho Lucetti, de 26 años de edad, residente de San Diego, California, captada en una clara actitud de enojo y profiriendo frases que motivaron su turnación a un “Juez Calificador” que ordenó luego llevarla ante el Ministerio Público, bajo el supuesto de haber intentado “sobornar” a los agentes de tránsito que interrumpieron el tránsito de su vehículo, primero por “no traer puesto el cinturón”, y después, por “no presentar licencia de manejar”.

 

Curioso que eso haya ocurrido el 21 de febrero, una semana antes de la entrega de las “camaritas”, pero más “curioso” es que esa videograbación generada por una acción alevosa del mando policial, que para nada advirtió a la infractora que estaba siendo “grabada”, fue hecha pública ¿por quién? ¿con la autorización del secretario de Seguridad Pública, Alejandro Lares Valladares o de la directora de Policía y Tránsito Municipal, Patricia Sida Wilkes?

 

No hace mucho, colegas periodistas preguntaron a ésta última si procederían en contra de policías que fueron “videograbados” en una evidente acción de abuso de autoridad y corrupción, y la respuesta de “la jefa” fue: “Un video (grabación) no es prueba legal” o algo así. No pasó mucho para que el secretario Lares, su jefe, presumiera que las videograbaciones logradas en el sistema de videovigilancia en el C-2, servían para fincar responsabilidades a presuntos delincuentes.

 

¿Incongruencia?. Tal vez, ¿descoordinación? O ¿ignorancia?

 

Es claro que la autoridad ¿cuál? actúa discrecionalmente. Como le conviene, pues.

 

Tan es así que, en lo que supone un “plan piloto”,  anuncia que las y los oficiales de policía y tránsito municipal, portarán esas “camaritas”, pero … ¡ni siquiera está reglamentado su uso!.

 

Y es bueno que la ciudadanía sepa que un servidor público, y cada policía lo es en la correcta acepción del término, está sujeto en su desempeño a lo que las leyes y reglamentos le estipulan, so pena de exponerse a ser sancionados.

 

Como ejemplo les digo que, desde el año 1995, la Sindicatura Procuradora de Tijuana, emitió una Norma Técnica en la que prohíbe a las y los policías, usar dispositivos de comunicación (radio o teléfono celular) que no sea el que la SSPM les entrega para su labor oficial.

 

Pero… ¡les vale!

 

Igual puede pasar con las “camaritas” que, ya lo vimos, su uso expone al escarnio público a ciudadanos que, como la ahora difamada “Lady Doctora”, con todo y que no haya sido tan correcto su comportamiento, podría demandar al Ayuntamiento local por daño moral y… como es ciudadana norteamericana, apelar a las instancias legales y judiciales de los Estados Unidos, para reclamar el perjuicio sufrido. Digo.

 

P. D.- En la siguiente “entrega” de AGENDA 21, pretendo compartirles el caso de un médico poblano que fue prácticamente asaltado por policías en la zona de la garita, y… ¡no lo videograbaron!. Gracias.